El acceso a la cultura -como tantos otros derechos- ha sido una deuda pendiente con las comunidades campesinas. Los hombres y mujeres que trabajan a diario en las zonas rurales del país viven la rutina del trabajo sobre la tierra: sembrar, desyerbar, recolectar los frutos de su trabajo; mientras que otros en las ciudades comen, trabajan y disfrutan del ocio viendo una película. En muchas ocasiones la oportunidad de disfrutar de alguna expresión artística, para las y los campesinos, se limita a escuchar música en la radio.
El Ciclo de cine itinerante y en la ruralidad busca acercar el séptimo arte a las comunidades campesinas de la zona rural de Risaralda, esto con la intención no sólo de que disfruten de un momento de esparcimiento, si no con el ánimo de construir un espacio de diálogo para que, a través de las piezas cinematográficas, las comunidades hablen y se reconozcan en sus territorios.
Para este espacio fueron seleccionadas dos piezas audiovisuales del cine colombiano dando apertura al primer Ciclo de Cine Itinerante.
El largometraje La Suprema (2024) del director Felipe Holguín y el cortometraje Por esa lengua (2018) bajo la dirección de Daniel Negrete. La Suprema es un pueblo olvidado — al igual que muchos otros — que no aparece en los mapas oficiales, sin servicios básicos: agua potable o electricidad y sus pobladores parece que solo existen en ese lugar. La rutina diaria es rota por la noticia que uno de sus hijos, “Medialuna”, disputará una pelea de boxeo por el título mundial de los pesos medianos. Esta comunidad campesina de la costa norte colombiana se mueve entre el deseo ser reconocidas gracias a uno de sus habitantes — que nunca aparece en la película—- y el desprecio de aquellos que viven en la ciudad y no entienden que un grupo de campesinos se reúne, organiza y trabaja para poder ver la final de boxeo.
Por esa lengua, es un cortometraje que se adentra en la cotidianidad de un pueblo costeño, donde Lucy, la chismosa del pueblo, reconstruye y destruye la vida a través de los rumores que inventa. Este corto, de manera implícita, recoge a ese personaje arquetípico de las zonas rurales: el chismoso — porque un hombre también puede serlo —-, para mostrar la forma en que se recoge en el lenguaje y dinamita la realidad a través de la ficción que inventa. La chismosa —-narradora oral por naturaleza—teje con las palabras una nueva realidad sobre la cotidianidad, las personas no son lo que son, si no que de ellas se dice. El chisme, entonces, es un balón que rueda por las comunidades campesinas y, por lo general, no se sabe a dónde irá a parar.
Estas piezas cinematográficas del cine colombiano, fueron la excusa para que las y los campesinos se reconocieran y conversaran. Oírlos hablar de la chismosa de la vereda, de los proyectos delirantes que han tenido para proyectar una película o abrir una carretera. El cine como un reflejo para conocer esas experiencias cotidianas que viven a diario las comunidades campesinas.
Dirección general: Jessica Arcila Orrego
Apoyo en coordinación: Christian Camilo Galeano
Apoyo en curaduría: Sebastián Valencia Muñoz
Moderador de apoyo en espacios de diálogo: Daniel Alejandro Vergara
Realización audiovisual: InSgn Media
Películas proyectadas: La Suprema de Felipe Holguín y Por esa lengua de Daniel Negrete
Agradecimiento a: Diego Hoyos, Cine Club La Florida; Susana Toro, Ana Lucero Toro Soto, Emanuel Toro, Tertuliadero El Paraíso; Libia López.