Cuando se oye hablar de las Veredas del sur de Santa Rosa de Cabal se suele asociar con plantas aromáticas, con rutas escarpadas y con el frío del lugar. Por lo general, cuando se forma una imagen de un lugar, esta imagen suele aglutinar a todas las experiencias y personas que están allí, y esta imagen sirve de recurso para hablar de un lugar sin muchas veces conocerlo.
En este caso solo teníamos una imagen y una ruta para llegar a la finca Buenavista, la finca de una mujer que junto con su familia cultiva plantas aromáticas. Mientras subíamos por una ruta llena de cultivos de cebolla, delimitados por árboles de eucaliptos, surgía la pregunta: ¿cómo hace la gente para bajar a subir un mercado por estas pendientes? A nuestro alrededor los cultivos y algunos campesinos trabajando en ellos; la mirada atrás se veía El corregimiento de La Florida, más arriba de la Florida, unas nubes cubren el Santuario de Flora y Fauna Ukumari. Al mirar hacía el frente una montaña y un sin fin de curvas.
A lo largo del camino se pueden observar cultivos de Calendula officinalis (nombre científico) o popularmente se le conoce como botón de oro, flor de muerto, mercadela o, sencillamente, caléndula. Aquella planta, cuya flor parece un pequeño sol puesto sobre un tallo verde, es originalmente del meditarreneo, llegó a este continente en algún punto de la historia, probablemente, en un barco mercante durante la época colonial; aunque eso no importa mucho, ya que esta pequeña planta se ha integrado al paisaje y ha sido utilizada para remedio por cientos de generaciones. Ese pequeño sol sirve de antiinflamatorio, cicatrizante y quién sabe cuántas más propiedades tendrá.
La poeta Emily Dickinson, amante de la naturaleza decía: How many Flowers fail in Word/ or perish from the Hill/ Without the privilege to know/ That they are Beautiful, (Cuántas flores se marchitan en el bosque/ o mueren en la colina/ sin el privilegio de saber lo hermosas que son). Cientos de flores pasan por la tierra sin haber despertado un suspiro o una pequeña plegaria, pasa constantemente; sin embargo, en la finca Buenavista donde vive Luz Adriana García Florez con su esposo y su hijo adolescente es permanente la gratitud ante esos pequeños soles incrustados en la tierra y unas cuantas plantas más: Lechuga crespa, rogula, perejil crespo, perejil liso, genovesa, brócoli, repollo, tomillo, albahaca, hierba buena, cilantro y la lista no parece tener fin
Ese no saber oculta, en realidad, la certeza de estar en el lugar deseado, en el momento preciso y con las personas que ama. Esto se puede pensar al escuchar a Adriana hablar sobre el convencimiento que tiene de vivir en la vereda Cedralito Alto, toda la vida ha estado en estas montañas y solo basta fijarse en su mirada para reconocer que quiere permanecer aquí para siempre.
— “Los sonidos, por ejemplo, hay un contraste entre la ciudad y el campo ¡Uy, horrible! Ese bullicio de la ciudad con las motos de un lado para otro, que el ruido, que la música a todo volumen. Aquí uno se despierta de madrugada y escucha los pajaritos. Escucha los monos aulladores cuando, eso sí, cuando no están las máquinas de Cartón Colombia trabajando, por ejemplo, hoy no se han escuchado”. Adriana mira la plantación de eucaliptos que se encuentra en la montaña del frente, la mira como queriendo ubicar un punto café, que le permita después enfocar su oído para ubicar en medio de los árboles algún mono aullador”.
Don Jorge, el esposo de Adriana, se ve con un trabajador en un cultivo cercano recogiendo cosecha, de lo que parece ser tomillo. Esta finca, en realidad, para ser más precisos, se puede distinguir por el olor. ¿Pero cómo podemos describir un olor? Por lo general, lo asociamos a una imagen que convierte la fragancia en algo conocido. Pero toda la vereda es un río de sensaciones olfativas, por un lado, se puede oler el prontoalivio, y ese olor fresco que invita a pensar en el bienestar; al girar se percibe el cultivo de tomillo, y pareciera sentirse en el olor los nutrientes que tiene. En esta vereda se mira con la nariz y se siente con la mirada.
— “El campesino tiene un casco muy duro”, dice don Jorge, pero casi como haciendo una confesión, ante el fracaso o la resignación de muchos hombres que labran la tierra a diario. Porque don Jorge está con Adriana hace catorce años trabajando sobre este terreno, y esa tierra les ha dado una casa, un negocio propio, comida y una familia. Ambos han aprendido, y las circunstancias, la pandemia, la vida misma, los ha hecho buscar nuevas formas de trabajar la tierra para salir adelante.
En la finca Buenavista se cultivan tres tipos de plantas aromáticas: medicinales, condimentarias y esotéricas. Con estas últimas se le escapa una sonrisa a don Jorge, porque parece no creer mucho en esas propiedades esotéricas de sus plantas, prefiere creer más en el trabajo y en su familia.
— “Yo digo que la tierra es muy bonita, y ella nos da todo; a mí no se me olvida una vez una frase que, alguien me dijo: “la tierra devuelve lo que usted le dé.” Adriana se detiene de nuevo a mirar lo que ha construido con su familia, en un instante recorren los recuerdos de las noches heladas, de la angustia ante la incertidumbre producida por la pandemia, vuelven los relatos de sus padres, las historias de la finca, las noches cubiertas por una capota de neblina, todo está ahí, en ese instante en que Adriana supo que en estas montañas sembraría su historia. Una historia que es como un pequeño sol que arde en lo alto de las Veredas del sur de Santa Rosa de Cabal.
Dirección general, investigación y fotografía: Jessica Arcila Orrego
Investigación, textos y reportería: Christian Camilo Galeano
Apoyo logístico: Luisa M. Orrego
Guía de campo: Juanita Torres
Producción audiovisual: Insign Media
Diseño gráfico: Frances Astaiza
Manejo web: Harrys Tapasco
Exposición y montaje: Omar David Grisales
Talleristas Encuentro de Saberes: Colectiva Las Cuchas
Agradecimientos especiales a:
Diego Hoyos, Susana Toro, Ana Lucero Toro Soto, Jessica Lorena Galvis, Albeiro Guiral, Ángela Orrego y Camilo del Mar.
Gestión y coordinación
Escritor y cofundador Ckabai
Investigación y perfiles
Fotoagricultora y cofundadora Ckabai
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Ilustración y diagramación editorial